Asertividad educada: ¿existe?

Asertividad educada: ¿existe?

Yo creo que sí, sin duda. Más aún, creo que en el quehacer profesional y en el humano, la asertividad y la buena educación DEBEN ir juntas.

¿Por qué?

Porque desde mi punto de vista, facilitan la comunicación, el entendimiento y el logro de los objetivos de quienes establecen una relación, del tipo que sea.

La asertividad tiene distintas definiciones y acepciones, pero de acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua, Asertividad es la cualidad de asertivo y asertivo significa: Afirmativo / Dicho de una persona: Que expresa su opinión de manera firme.

Por su parte, el escritor y consultor en comunicación, Alfonso Aguilar, define la asertividad como “la herramienta o capacidad de expresar lo que uno quiere, piensa y siente de manera honesta, correcta y directa, sin que afecte las intenciones del interlocutor y respetando siempre lo que la otra persona siente y piensa”, con lo cual yo estoy casi totalmente de acuerdo.

Mi único cuestionamiento al respecto es donde menciona “sin que afecte las intenciones del interlocutor”, porque considero que eso justamente corresponde “al otro” y no a quien actúa asertivamente, pero en fin, en la esencia, comparto esta idea.

De modo que para mí la asertividad consiste en expresar con claridad, sin dobles discursos y sin subtextos, lo que uno piensa, siente, quiere, etc.; eso sí, con educación y buen gusto.

Porque así como el impacto que pueda tener nuestra comunicación en el otro no depende de nosotros como emisores, sí es nuestra responsabilidad comunicarnos siempre con respeto hacia quien nos escucha o lee.

En mi quehacer profesional he tratado permanentemente de comunicarme asertivamente con clientes, proveedores, colaboradores, etc., y me ha dado muy buen resultado porque considero que la mayoría de las veces logro transmitir con claridad y respeto mis ideas, aunque por supuesto, puedo equivocarme y también hay quienes pueden percibirlo como “demasiado directo”, pero considero que da mejor resultado que las interpretaciones.

Ahora bien, si uno decide utilizar este estilo comunicativo, es importante también ser sumamente cuidadoso con las formas. Mi madre solía decir que “lo cortés no quita lo valiente” y yo estoy totalmente de acuerdo. Una cosa es ser asertivo y otra muy distinta ser tosco, seco e incluso mal educado.

Un saludo inicial, una despedida, una breve introducción o preámbulo al mensaje central nunca está de más y facilita su transmisión.

De modo que en mi experiencia de al menos 2 décadas en el ejercicio de la comunicación profesional, me atrevo a recomendar la práctica de la “asertividad educada y con buen gusto”, si se me permite el término.

¡Déjanos tus comentarios!

Nos interesa mucho saber tu opinión sobre este artículo y, en general, conocer qué piensas de este blog.

Deja un comentario

Follow by Email
LinkedIn
Share
WhatsApp